Es cierto que Estados Unidos luchó el domingo, pero los duelos individuales no requieren estrategia ni decisión difícil sobre qué jugadores deben quedarse fuera o quién juega con quién. Las parejas estadounidenses en los foursomes y fourballs de los dos primeros días sólo consiguieron 4,5 puntos frente a los 11,5 de Europa. El hecho de que Europa celebrara la victoria habiendo ganado solo un duelo individual demuestra su dominio histórico en las dos primeras jornadas.
Durante años, se daba por hecho que Phil Mickelson sería el capitán estadounidense en Bethpage Black. Pero tras su fichaje por LIV Golf, esos planes se esfumaron. Era esperable su suspensión en el PGA Tour, pero la PGA Tour no es la PGA of America. Finalmente, el reto recayó en Keegan Bradley, de 39 años, el capitán más joven desde hace 62 años, una decisión en parte influida por su aparición emocional en la serie de Netflix “Full Swing”, donde lloró por no haber sido seleccionado para jugar la Ryder Cup 2023 en Roma.
Los miembros del Team USA fueron vistos en el hoyo 18 durante los individuales en Bethpage Black, el domingo 28 de septiembre de 2025 (foto: Charles Laberge/LIV Golf).
La reacción impulsiva ante un programa de Netflix no tuvo en cuenta que Bradley, todavía en plena carrera deportiva, podría rendir bien como jugador, y lo hizo. Si Mickelson hubiese sido capitán en 2025, seguramente habría elegido a Bradley como jugador, consolidando su amistad. Pero al ser designado capitán, Bradley quedó atrapado en una situación sin salida, optando por quedarse fuera del equipo antes que nombrarse a sí mismo en lugar de otro jugador americano.
La elección de Bradley pretendía romper con el statu quo. El apasionado neoyorquino no era parte del viejo grupo, era joven y estaba al día de los análisis modernos que han convertido a Europa en un rival formidable. Sin embargo, no fue así. Bradley terminó siendo como Zach Johnson, pero sin chaqueta verde.
DataGolf clasificaba la pareja Collin Morikawa y Harris English como la peor posible (132º de 132 combinaciones), pero Bradley los emparejó para abrir la serie de foursomes. Como era de esperar, fueron barridos 5&4 por Rory McIlroy y Tommy Fleetwood. Sin asumir el error, Bradley repitió emparejamiento el sábado para un nuevo revés (3&2). Cuando se le preguntó por ello, Bradley explicó: “Estaban realmente frustrados por perder el viernes y deseaban volver a competir, por eso lo hicimos”. La analítica, en resumen, no contó nada.
Otro error crucial fue en la preparación del campo: el rough se recortó, facilitando el juego de tee a green más de lo habitual en Bethpage Black. Esa decisión convirtió la Ryder en una competición de putts ante un equipo europeo claramente superior en los greens, sobre todo en los dos primeros días, donde Europa superó a Estados Unidos por más de doce golpes en el green.
El domingo, Bradley admitió su error: “Me equivoqué en la preparación del campo. Debería haber hecho más caso a mi instinto. Por algún motivo, esa no era la forma correcta de prepararlo.”
Estados Unidos sigue tratando la Ryder como un All-Star, eligiendo jugadores que ‘merecen estar’ más que los que se adaptan al campo. En su presentación, Bradley dijo: “Tendré a los 12 mejores jugadores. No me importa dónde juegan. Nuestra misión es ganar el torneo. No me preocupa lo de LIV.” Pero la misión fracasó.
Cuando nombraron a Bradley, la experiencia en Ryder Cups no se valoró suficiente, y eso fue aún más notorio con la elección de los vicecapitanes (Furyk, Simpson, Snedeker, Kisner y Woodland, junto con Bradley), que suman 25 participaciones (solo 3 victorias). Los europeos, entre capitán y vicecapitanes, cuentan con 41 participaciones y 35 victorias.
Mickelson, que tenía más fundamento para ser capitán, no tiene un gran historial (12 participaciones y 3 victorias, 21,5 puntos), pero mucha más experiencia que Tiger Woods (1 victoria en 8 participaciones). Ahora, Mickelson ya ha comunicado que no le interesa la Ryder en el futuro.
Las elecciones de Bradley, como los novatos Ben Griffin (22.º en Strokes Gained: Total) y Sam Burns (23.º), junto a un Morikawa en baja forma, dejaron fuera a figuras de LIV Golf como Patrick Reed, Dustin Johnson y Brooks Koepka. Estos tres suman 12 Ryder Cups y siete victorias, más del doble que todos los capitanes y vicecapitanes estadounidenses juntos.
La experiencia ganadora importa: Scottie Scheffler es n.º1 mundial, pero sufrió en la Ryder. Reed, por ejemplo, es de los más competitivos en el formato, con un 7-3-2 y un 3-0-0 perfecto en individuales. En Hazeltine 2016, batió a McIlroy en un duelo legendario. Este año, nadie detuvo a McIlroy.
Reed lo resume: “Siempre pienso en representar a mi país. Cada vez que puedo, significa mucho para mí. Siempre trato de hacer el equipo.”
Reed conoce bien Bethpage (ganó el Barclays 2016), y sobre todo mete los putts decisivos, algo que no logró ningún estadounidense este año.
Koepka, cinco veces campeón grande, admitió no haber hecho lo suficiente para entrar, pero Bradley debió tomarlo si la meta era ganar. Es un jugador temible en match play y ganó el PGA 2019 en Bethpage… venciendo a Dustin Johnson, quien fue el mejor estadounidense en Whistling Straits 2021, logrando 5-0 esa semana y suma un 10-2 de récord como local.
Por otro lado, Luke Donald llevó a Jon Rahm junto a Tyrrell Hatton y la pareja terminó invicta (5-0-1 en seis partidos). Como los europeos, Johnson y Reed coinciden como compañeros en LIV Golf. Tiene sentido pensar que podían aportar esa misma química al equipo de la Ryder.
Estados Unidos irá a Irlanda en dos años, con riesgo real de perder tres Ryder consecutivas. Si quiere evitarlo, debe abandonar viejas costumbres.
La elección de los mejores jugadores, capitanes y vicecapitanes debe ser por méritos, no por la liga en la que juegan.
Bradley debía acabar con el “club de amigos” en el equipo americano. Pero terminó siendo su mayor exponente.